Francisco Muñoz Peraire
Vicepresidente y Director General para la Región Pacífico de AT&T México.
AT&T México
De acuerdo con un estudio realizado en 2020, el mercado de los dispositivos conectados generó mil millones de dólares a nivel global gracias a la comercialización de productos que podemos llevar puestos –también conocidos como wearables–[1], tendencia positiva que puede potenciarse si consideramos que el 7% del PIB en México es aportado por la industria creativa, dentro de la cual destaca la participación de empresas textiles[2].
Si bien la ropa existe hace más de 120 mil años, hoy reconocemos su potencial para transformarse en un dispositivo inteligente: textiles pasivos y activos que pueden detectar y reaccionar a los estímulos del entorno y del usuario a través de sensores, o que pueden adaptarse de forma autónoma a las circunstancias del entorno del usuario y que gracias al IoT (Internet de las Cosas, por sus siglas en inglés) pueden conectarse con otros dispositivos.
México ocupa el segundo lugar de Latinoamérica y el 55 a nivel mundial en el ranking de economías que más innovaron en 2021, según la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI)[3], y esto no se refiere solo a crear algo nuevo, sino también a mejorar y modernizar lo existente para lograr un mejor funcionamiento.
En ese sentido, la aplicación de tecnologías como el IoT en la ropa puede contribuir a mejorar, tanto el impacto de la industria textil en la economía mexicana, como la calidad de vida de las personas con aplicaciones diversas en ropa deportiva, prendas con cargador de celular integrado, ropa con calefacción, ropa inteligente en el sector salud: y textiles de seguridad, entre otros.
Las posibilidades son infinitas, hemos entrado a la era de la moda e iremos viendo el alcance que tiene la innovación y cómo impactará nuestras vidas.
