Por Sergio Almallo, Vicepresidente y Chief Digital Marketing Officer en AT&T México.
Publicado en EL FINANCIERO el viernes 27 de mayo, 2022.
La primera vez que entré a navegar en internet, a principios de los 90, la sensación de estar presenciando algo que cambiaría el futuro quedó flotando un par de días en mi mente: ¿Qué podíamos hacer con eso? ¿Cómo funcionaba? ¿Qué haría la gente con esta herramienta?
En un primer momento, era imposible vislumbrar cómo es que el internet haría posible las redes sociales, los servicios de streaming, el comercio y banca electrónicas, la impartición de clases en línea, la transformación de los medios de comunicación y la forma en la que nos mantenemos en contacto con nuestros seres queridos. Pero siempre supe que iba a revolucionar el mundo y, en consecuencia, a México – donde, tan solo en 2020, el 72% de la población de seis años y más utilizó internet (84.1 millones de personas)[1].
Ayer que fui parte de la primera conferencia de prensa realizada dentro del metaverso, gracias a AT&T 5G. La sensación fue la misma: ¿Cómo va a cambiar la realidad virtual y aumentada la forma en que vivimos? ¿Mis hijos trabajarán dentro del metaverso en lugar de oficinas físicas? ¿Qué brinco tecnológico se esconde detrás de esta tecnología habilitada por la nueva red 5G?
Entre la primera y segunda Revolución Industrial hubo un siglo de diferencia, por lo que es claro que una sola vida no bastaba para que una persona pudiera ser testigo de todos los cambios tecnológicos, sin embargo, la tercera Revolución Industrial cambió esto al reducir el periodo de tiempo entre la introducción de una nueva tecnología y otra. Nadie podía prever que los astronautas en el Apolo 11 volarían hacia la luna con una computadora mucho menos potente que el smartphone que hoy llevamos con nosotros a todas partes, pero esto sucedió: esa computadora se encargó del alunizaje en 1969, aun cuando el primer microprocesador no llegaría sino hasta un año después.
Después de la llegada y adopción del internet –junto con la primera red de telefonía móvil–, no había vuelto a sentir ese asombro sino hasta verme convertido en avatar, conversando en una experiencia tridimensional con otros avatares detrás de los que había periodistas de carne y hueso.
El metaverso está conformado por una red expansiva de espacios digitales que incluye experiencias 3D inmersivas e interconectadas en realidad aumentada, virtual y mixta, que permiten al usuario moverse fácilmente para interactuar, crear y explorar con otras personas que no están en el mismo espacio físico. Requiere de colaboración, avances tecnológicos a gran escala, experiencias de usuario de última generación, infraestructura de telecomunicaciones sofisticada y, por supuesto, de una red 5G poderosa para potenciarlo.
Su adopción e impacto evolucionan de manera similar a la tecnología móvil y, por lo tanto, podría contribuir en un 2.8% al Producto Interno Bruto (PIB) global en el décimo año después de comenzado su despliegue[2], evidenciando que la innovación tiene el potencial de un impacto económico sustentable que beneficie la creación de empleos, el aumento de la productividad y el mejoramiento de la calidad de vida de las personas.
Con la llegada del internet y de la red 5G, los operadores establecimos un camino de ida para continuar transformando positivamente la vida de las personas y su futuro. Tan solo con esta nueva red de tecnología móvil, veremos conectarse una mayor cantidad de dispositivos a mayor velocidad y con menor latencia (comunicación sin interrupciones) y alcanzar 1,200 millones de suscripciones este mismo año a nivel mundial –de las cuales, 35 millones corresponderían a México y América Latina[3].
Saber que estamos en el umbral de un hito tecnológico que transformará radicalmente aspectos como la educación, la capacitación laboral, el entretenimiento y la economía, me hace sentir
particularmente afortunado de saber que he sido testigo de un salto tecnológico que marcó un antes y un después en nuestra historia.
[1] 2022 | Estadísticas a propósito del Día Mundial del Internet (17 de mayo): Datos generales, INEGI